La
importancia de la ganadería para que los agricultores puedan
enfrentar los desafíos ambientales y sociales del futuro
Antecedentes
En los últimos años, la ganadería ha recibido más atención en
los debates vinculados a la seguridad alimentaria, la reducción de
la pobreza y el desarrollo. Según las proyecciones de la FAO (2006),
para 2050 la población mundial consumirá casi dos veces más
productos derivados de la ganadería, lo que significa que la demanda
de dichos productos crecerá significativamente. No obstante,
solamente la duplicación del suministro conllevaría una presión
insostenible en los recursos naturales. Además, la producción
ganadera a menudo se considera una importante fuente de gases
invernadero, es decir, que contribuye al cambio climático.
Los productores ganaderos, y especialmente los pequeños
productores de los países del Sur, se encuentran entre los más
afectados por el cambio climático. Deben enfrentar los cambios
ambientales mediante la adaptación de sus sistemas de producción
habituales a numerosos fenómenos impredecibles. Es probable que
algunas tendencias los afecten aún más en el futuro:
La mayor frecuencia de los
fenómenos atmosféricos extremos (temperaturas altas, inundaciones,
sequías) pueden afectar significativamente la producción ganadera
al causar la reducción de los recursos hídricos, las pasturas y
los cultivos de alimento para los animales.
Algunas enfermedades animales
pueden extenderse geográficamente como consecuencia del cambio
climático, en especial cuando las enfermedades mismas o sus
vectores (insectos, ácaros y garrapatas) prosperan con las
temperaturas altas y la humedad.
- Los cambios en los regímenes estacionales y la
imprevisibilidad de las lluvias reducen la previsibilidad que
necesita el productor ganadero para llevar a cabo una planificación.
Si se les prestase el apoyo adecuado, los pequeños productores
podrían desempeñar un importante papel en la adaptación al cambio
climático y la mitigación de este. De hecho, los ganaderos en
pequeña escala cuentan con un valioso legado de conocimientos sobre
los ecosistemas combinado con una gran flexibilidad y capacidad de
resistencia. A lo largo de la historia, han sido capaces de emplear
prácticas muy eficientes para enfrentar distintos tipos de
condiciones ambientales y circunstancias climáticas extremas.
Las siguientes son algunas de las esferas en que las políticas
podrían servirles de ayuda:
Si se apoya y garantiza la
movilidad, las comunidades de pastores pueden contribuir a que la
biomasa y los recursos hídricos de las zonas áridas se gestionen
de modo sostenible, lo cual permitiría que se crearan las mejores
condiciones para mantener el potencial como sumidero de carbono de
una vasta superficie de praderas.
Podrían incorporarse o
fortalecerse los servicios de salud animal en las zonas rurales a
fin de reducir el impacto de las enfermedades que vayan apareciendo.
Debería fomentarse la diversidad
del ganado por medio de la selección y conservación de las razas
locales, que se adaptan bien a las sequías y presentan resistencia
a las enfermedades locales.
- Numerosas medidas de adaptación se podrían reforzar
mediante la diversificación de las actividades ganaderas y
agrícolas.
Las organizaciones de agricultores y productores rurales tienen un
importante papel que cumplir, y deberán apoyar cada vez más a los
productores ganaderos para que puedan responder a la situación
actual y estar preparados para las circunstancias futuras. Ya no será
posible centrarse solo en la productividad, sino que deberá
garantizarse un incremento de la producción, la sostenibilidad y la
capacidad de resistencia.
VSF Europa exhorta a las organizaciones no gubernamentales, de
la sociedad civil y de agricultores y productores a intensificar su
labor y fijarse una meta ambiciosa: establecer una coordinación para
recopilar información de utilidad, una plataforma común para el
debate y un marco común para tomar medidas a favor de los
productores ganaderos en pequeña escala.
VSF Europa es una red integrada por nueve organizaciones no
gubernamentales de los ámbitos de la salud animal, la producción
ganadera y el desarrollo. Tiene el firme compromiso de apoyar a los
pequeños productores ganaderos de todo el mundo, para lo cual se
propone eliminar los obstáculos que no les permiten vivir con
dignidad y garantizar el uso sostenible y adecuado de las praderas
del planeta de formas que contribuyan a mitigar el cambio climático.
Esta actividad paralela fue propuesta por cuatro miembros de VSF
Europa: Agronomes et Vétérinaires Sans Frontières (AVSF),
la Società italiana di veterinaria e zootecnia tropicale per la
cooperazione internazionale (SIVTRO), VSF Bélgica, VSF
República Checa y VSF Europa, junto a asociados del Senegal (el
Conseil National de Concertation et de Coopération des Ruraux,
CNCR), Irán (el Centro para el Desarrollo Sostenible, CENESTA), e
Italia (la Associazione Italiana per l'Agricoltura Biologica,
AIAB).
Objetivo
El objetivo de esta actividad paralela es llevar a cabo un debate
sobre la función de las organizaciones de agricultores y productores
rurales en el apoyo a sus miembros —y particularmente a los
pequeños productores ganaderos—, para que puedan enfrentar el
cambio climático, lograr una producción sostenible y realizar una
contribución significativa a la seguridad alimentaria de las
generaciones futuras.
Se prevé que los resultados serán los siguientes:
Una perspectiva compartida y
actualizada en cuanto al impacto que tiene el cambio climático en
la ganadería en pequeña escala.
Información útil para nuevos
programas e instrumentos que permitan a las organizaciones de
agricultores y productores rurales fomentar la sensibilización de
sus miembros en relación con las estrategias de adaptación y
mitigación, especialmente para la ganadería en pequeña escala.
Un conjunto de ejemplos
actualizados y comunes de buenas prácticas que las organizaciones
aplican en los distintos países para favorecer la sostenibilidad y
la calidad de la producción ganadera.
- Un conjunto de cuestiones y recomendaciones clave para las
organizaciones en su diálogo con los encargados de formular las
políticas.
El
ganado: ¿amigo o enemigo?
Diferentes especies de animales son criadas alrededor del mundo
como parte integral de una gran variedad de sistemas: agrícolas
mixtos, pastorales/ agropastoriles o agroforestales. El debate sobre
la ganadería en relación al cambio climático se limita
generalmente a la producción de metano por parte del ganado bovino,
sin tomar en cuenta su papel en el mantenimiento de la fertilidad del
suelo. Hay muchas experiencias al respecto, tanto en sistemas a
pequeña escala como en sistemas industrializados de crianza.
Diferentes especies de animales son
criadas alrededor del mundo como parte integral de una gran variedad
de sistemas: agrícolas mixtos, pastorales/agropastoriles o
agroforestales. El debate sobre la ganadería en relación al cambio
climático se limita generalmente a la producción de metano por
parte del ganado bovino, sin tomar en cuenta su papel en el
mantenimiento de la fertilidad del suelo. Hay muchas experiencias al
respecto, tanto en sistemas a pequeña escala como en sistemas
industrializados de crianza.
Hasta hace poco la ganadería –especialmente en los países en
desarrollo– estuvo ausente en las discusiones sobre el cambio
climático. Sin embargo, además de sufrir sus consecuencias, la
ganadería también contribuye al incremento del cambio climático de
manera significativa. La ganadería es una importante fuente de
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y representa el 14%
del total global. Este porcentaje llega a ser más alto si se
incluyen aspectos relacionados como el cambio de uso que se le da a
la tierra, la deforestación y el efecto de las emisiones más allá
de los límites de la finca (FAO, 2009).
En un momento en que se necesita con urgencia un análisis
objetivo de la ganadería, existe una tendencia preocupante a enfocar
solo los impactos negativos del ganado para el ambiente. Aquellos que
presentan a la ganadería como una causa principal del calentamiento
global, dejan de mencionar la diferencia entre los sistemas de
producción animal de altos insumos (industrial) y aquellos de bajos
insumos. Como indica Carlos Seré –director del Instituto
Internacional de Investigación en Ganadería en Kenia (ILRI por sus
siglas en inglés)– en un artículo reciente titulado “No hay
soluciones simples para el ganado y el cambio climático” (10 de
noviembre de 2009): “No existen soluciones simples para problemas
complejos. Las emisiones del ganado dependen en gran medida de cómo
son criados y alimentados los animales. El ganado alimentado con
cereales y criado intensivamente emite niveles mucho más altos de
gases de invernadero que el ganado alimentado con pasto y criado en
granjas familiares”.
Es importante tener en cuenta que el ganado no se maneja de una
sola manera. En los países en desarrollo la mayoría de las personas
que tienen ganado son pequeños agricultores que alimentan a sus
animales con pasto, otros forrajes y suplementos basados en desechos
de la cosecha, o son pastores que trasladan a sus animales
constantemente en busca de nuevas pasturas y agua. Ambos grupos
tienen pocas alternativas de subsistencia más allá de la
agricultura y ganadería a pequeña escala, por lo que su huella
ambiental es relativamente pequeña. Por ejemplo, en las emisiones
globales de metano (Seré, 2009) solo el tres por ciento son causadas
por todo el ganado y demás rumiantes de África.
La ganadería:
¿contribución a la solución?
Afortunadamente, un informe del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés)
recopiló en 2007 investigaciones científicas objetivas sobre la
actividad agraria y su impacto en el cambio climático. Uno de los
principales hallazgos referidos a la agricultura es la potencial
mitigación del cambio climático a través de la retención de
carbono en el suelo (IPCC, 2007).
Sorprendentemente, entre 2007 y 2009, esta visión no ha sido
recogida por la comunidad científica ni ha sido mencionada en los
principales debates sobre cambio climático. Solo en 2009 se
incluyeron estos hallazgos en un informe de la FAO: “Seguridad
alimentaria y mitigación en la agricultura de los países en
desarrollo: opciones para la captura de sinergias” (noviembre
2009). Este informe es muy explícito sobre la necesidad de apoyar a
los pequeños agricultores y a los sistemas sostenibles de producción
agrícola que favorecen la retención de carbono en la tierra
(Climate smart farming) y explora la potencial sinergia entre
seguridad alimentaria, adaptación y mitigación de los efectos del
cambio climático de las prácticas agrícolas de los agricultores de
pequeña escala en un determinado territorio.
Promoción institucional de la ganadería de pequeña
escala
Un gran número de redes internacionales han
desarrollado experiencias relevantes sobre la cría de ganado con
pocos insumos durante las últimas décadas: la red LIFE, la red
Endogenous Livestock Development – ELD (Desarrollo Endógeno del
Ganado), Livestock4future, League for Pastoral Peoples (Liga para
Pueblos Pastoriles), World Initiative of Sustainable Pastoralism –
WISP (Iniciativa Mundial de Pastoralismo Sostenible), Smallholder
Poultry Networks (Redes de Criadores a Pequeña Escala de Aves de
Corral), las redes VSF (Veterinarios Sin Fronteras), Heifer Project
International (HPI), por nombrar solo algunas. También existen
importantes redes internacionales relacionadas a la agricultura en
pequeña escala en general, tales como Prolinnova (Promocionando la
Innovación Local), RUAF para apoyar la Agricultura Urbana, y la Red
AgriCulturas, integrada por las revistas regionales LEISA y la
edición global Farming Matters.
Una de las principales conclusiones es que hay necesidad de una
visión más holística de la agricultura, así como de un aumento en
las inversiones en este sector. La FAO no está sola en esto. En
junio de 2009, Achim Steiner, el Director Ambiental del Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA / UNEP), presentó
el rol que debe cumplir la agricultura sostenible en la mitigación
del cambio climático durante la conferencia de la Unión Europea
sobre Agricultura y Cambio Climático en Bruselas. Olivier de
Schutter, el relator especial sobre el Derecho a la Alimentación de
la ONU, también presentó este punto de vista durante un debate de
la serie El Futuro de la Agricultura y Nuestros Alimentos (Rode Hoed,
Amsterdam, 10 noviembre 2009), donde enfatizó que: “La ONU
reconoce ahora que fue un error apoyar solamente a las grandes
empresas agrícolas. El modelo de la Revolución Verde ha producido
más alimentos y más hambre al mismo tiempo. Las alternativas son
silenciadas, no se les toma en serio o son ampliamente subestimadas.
En realidad, la agricultura agroecológica es sumamente productiva
por hectárea. Es necesario reinvertir en la agricultura a pequeña
escala”.
La ganadería en una perspectiva diferente
Casi mil millones de personas sufren de subnutrición. El Informe
sobre Desarrollo Mundial de 2008 enfatiza la importancia del
desarrollo conducido por la agricultura para incrementar ingresos y
reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria. Esta vez, sin
embargo, se enfatiza la importancia de los sistemas alimentarios
locales: “Para muchas personas de los países en desarrollo el
acceso a alimentos está estrechamente relacionado con su producción
local” (FAO, 2009).
El informe indica que los cambios potenciales que se requieren
tendrán un efecto tanto sobre la seguridad alimentaria como sobre el
cambio climático. Según la FAO: “Llama la atención que, en gran
medida, los cambios de uso de la tierra necesarios para mejorar la
seguridad alimentaria y la adaptación, son los mismos que aquellos
que generan la mitigación. Casi todas las opciones
agrícola-terrestres para la mitigación son las mismas que aquellas
propuestas para el manejo sostenible de la tierra y la adaptación al
cambio climático”. Los cambios necesarios son aquellos mismos
propuestos por la agricultura ecológica y el manejo sostenible de la
tierra: mejor manejo de la tierra dedicada al cultivo, del agua, de
los pastizales y el pastoreo, restauración de tierras degradadas, y
manejo orgánico de suelos.
Esto pone al ganado en una perspectiva diferente. Aunque no
explícitamente, en los informes de la IPCC (2007) y la FAO (2009) el
ganado es presentado como parte de la solución, tanto para la
adaptación al cambio climático como para la seguridad alimentaria.
El sustento de millones de pequeños agricultores de los países en
desarrollo depende de la crianza de diversas especies animales, ya
sea en sistemas agrícolas mixtos, sistemas pastoriles o
agropastoriles o sistemas agroforestales. Las estadísticas de la FAO
indican que el 69% de la tierra agrícola y el 26% de toda la Tierra
están cubiertas de pastos cultivados, pastizales y praderas. Ya que
la mayoría de los pastizales no tienen las condiciones climáticas
para ser cultivados, estas áreas pueden ser utilizadas para la
ganadería.
Experiencias disponibles desde la agricultura a
pequeña escala
Afortunadamente, numerosas organizaciones han apoyado a la
agricultura de pequeña escala durante la última década. Existen
estudios de caso apasionantes sobre la seguridad alimentaria y los
cambios en el medioambiente y el clima logrados gracias a la
agricultura de pequeña escala que integra cultivos, ganado y otros
recursos naturales en un sistema agrícola complejo (por ejemplo, el
programa “Send a Cow”, 2008: Preparándonos para el Cambio
Climático – el próximo reto para los Pobres Rurales de África).
También muchas tecnologías mejoradas que utilizan pocos insumos han
sido desarrolladas, así como metodologías participativas que
permiten un apoyo activo a los pequeños agricultores. Existe un
sinnúmero de organizaciones nacionales y locales que trabajan a un
nivel muy alto y tienen mucha experiencia trabajando en esta área,
sin contar que institutos de investigación como el ILRI están
examinando la posibilidad de una tercera vía para la producción
ganadera, que se ubica en algún punto entre la producción
industrial y la producción a pequeña escala.
Reduciendo el impacto de la cría industrializada
de ganado
Desafortunadamente, el reciente informe
de la FAO no analiza la necesidad de minimizar los efectos del cambio
climático, así como tampoco las consecuencias ambientales y
sociales de los sistemas industrializados de producción animal. En
los países desarrollados un grupo cada vez mayor de consumidores
manifiesta su preocupación sobre los efectos negativos de estos
sistemas. Mientras tanto, los sistemas ganaderos que utilizan altos
niveles de insumos están creciendo a una velocidad sin precedentes
en los países en desarrollo, así como también en Europa central y
del este. Este crecimiento ha sido apoyado por grandes empresas
internacionales con gran poder económico y político, tales como la
industria de fertilizantes y agroquímicos, la industria de productos
transgénicos –representada por Monsanto– así como el lobby de
la soya y el lobby de las industrias de derivados animales, para
nombrar solo algunas. Este proceso, llamado “Revolución Ganadera”,
impacta de muchas maneras a la agricultura a pequeña escala, tanto
positiva como negativamente.
En los países industrializados y en
los sectores más prósperos de las principales ciudades del mundo,
comer menos carne implicaría efectivamente una dieta más saludable
y contribuiría a que los alimentos consumidos tuviesen una menor
huella ecológica. Además, y de manera similar a lo que ocurre en
los países en desarrollo, en los países desarrollados también
existen numerosos ejemplos de innovaciones técnicas y metodológicas
para lograr una agricultura agroecológica. Estas tendencias
posmodernas en la agricultura son la reacción a problemas planteados
por la agricultura industrializada, y su objetivo es lograr un mayor
cierre de los ciclos de nutrientes, reducir el uso de agroquímicos,
incrementar (en términos económicos y ecológicos) la eficacia de
las fincas, aumentar la fertilidad del suelo, y diversificar las
actividades y los ingresos de los agricultores. Se ha desarrollado
una amplia gama de iniciativas en ese sentido, tales como la
comercialización de productos regionales, la integración
rural-urbana, granjas terapeúticas y la conservación de la
naturaleza en relación con la agricultura.
Un ejemplo notable en los Países Bajos es la reducción del
impacto de la agricultura industrializada a través de la iniciativa
Duurzaam Boer Blijven (Continúe Siendo un Agricultor Sostenible), la
cual cuenta con la participación de ganaderos lecheros
convencionales que utilizan grandes cantidades de insumos. El
intercambio agricultor-agricultor sobre las maneras de incrementar el
reciclaje de nutrientes (nitrógeno y fósforo) y mejorar la
biodiversidad del suelo ha dado como resultado una mayor eficiencia.
El monitoreo constante ha demostrado que la emisión de minerales y
de gases de invernadero hacia el medioambiente se ha reducido.
Gracias al aumento de la fertilidad del suelo los agricultores
pudieron mantener sus ingresos mientras que el uso de concentrados y
fertilizantes químicos disminuía, reduciéndose efectivamente la
huella ecológica de la producción de leche
(www.duurzaamboerblijven.nl).
Conclusión: construir sobre la base de la
crianza sostenible
Para poder participar rápidamente en acciones que sigan los
lineamentos establecidos en los más recientes informes
internacionales, es necesario construir sobre la amplia gama de
experiencias técnicas y metodologías que se han ido acumulando a
través de las décadas tanto en los países en desarrollo como en
aquellos desarrollados. No basta simplemente con continuar con los
modelos rutinarios, mecanicistas y de arriba-abajo, así como con las
tecnologías contaminantes. Como dijo Herman Wijffels, presidente de
la organización World Connectors y profesor de la Universidad de
Utrecht (Países Bajos) en una reciente conferencia en la Vrije
Universiteit (19 octubre 2009): “Nuestra civilización está en
vías de destruirse. Hemos desarrollado una racionalidad egocéntrica,
tanto a nivel corporativo como personal, que ha resultado en la
desestabilización de los ecosistemas, sistemas financieros, sistemas
sociales y de la economía. En la agricultura, debemos ir más allá
del progreso basado en combustibles fósiles, procesos lineales y
modelos mecanicistas de arriba-abajo”.
Como se ha demostrado anteriormente, abundan ejemplos de maneras
para lograr esto tanto en los países en desarrollo como en aquellos
desarrollados. Los ejemplos posmodernos en los países desarrollados,
tales como los Países Bajos, también pueden cumplir otro rol. Según
Wijffels: “Es necesario evitar que los países en desarrollo sigan
el mismo camino, con una agricultura industrializada basada en
tecnologías que dependen de los combustibles fósiles, la
especialización y una racionalidad acumulativa. Debemos cambiar
hacia una forma de pensar y diseñar integralmente. Los países en
desarrollo pueden pasar directamente a utilizar la nueva generación
de tecnologías”.
Esta nueva racionalidad requiere nuevos
enfoques en la educación, las políticas y los mecanismos de
financiamiento.
En conclusión, y junto con Carlos Seré de ILRI, podemos decir
que: “Para muchas personas, incluyendo más de mil millones que
viven en absoluta pobreza y sufren de hambre crónico, la solución
no es deshacerse del ganado, sino más bien el encontrar maneras para
poder criarlo sosteniblemente. Estos problemas están entrelazados,
nosotros debemos y podemos enfrentarlos de formas que sean tanto
equitativas como eficientes”.
Katrien van’t Hooft
ETC Foundation,
Netherlands