jueves, 21 de abril de 2016

QUINTA DE TORRE ARIAS: CINCO SIGLOS DE HISTORIA

               
Una docena de vecinos, hace 60 años se movilizaron para impedir que el ladrillo  arrasara el rastro agrícola-rural que desde el siglo XI existía en el corazón urbano de París,  en Montmartre. Entonces  no podrían sospechar que su iniciativa, apoyada por la ciudadanía se convertiría, año tras año, hasta hoy, en uno de los grandes eventos culturales, festivos y sociales. Todo un significado simbólico
de victoria sobre el avance imparable del ladrillo  alrededor de una minúscula huerta de unos1.000m2
          Espero que dentro de unos años, en Madrid, alguien pueda conmemorar, sobre la QTA, la iniciativa de vecinos de San Blas-Canillejas, a través de sus Plataformas ciudadanas, para impedir su invasión especulativa. Una invasión promovida por el mismo Ayuntamiento, y que entregaba a intereses privados no solo un espacio físico público sino una parte de nuestra historia común.
1.-PORQUE, ¿QUÉ ES LA QTA?

            Hasta hace un año era un legado abandonado de 18 Has, agropecuario y con edificios históricos, que había pasado al Ayuntamiento -es decir a los ciudadanos-, y que en los últimos 40 años conseguía salvarse de la ola del especulativa a la que estaba abocada como otras tantas grandes fincas de Madrid.
            Fue la primera Corporación Municipal de la Democracia (con Tierno Galván de alcalde de una Ayuntamiento bipartito), quien negoció un Convenio Urbanístico con los Marqueses Propietarios por el que estos cedían la QTA, a costa de recalificarles suelo rústico como suelo urbano. Una decisión que tenía estas consecuencias:
            a) Daba carpetazo a la pretensión de los dueños de que se recalificara la QTA como suelo urbano, continuando con la inercia dominante de los años sesenta y setenta.
            b) Con la recalificación de otros suelos rústicos de los dueños se ponían cientos de millones de euros en sus manos.  Un negocio redondo. Cedían una finca que no podían sostener y que daba pérdidas y recibían en compensación unos ingresos espectaculares.  Además podían seguir ocupando la QTA hasta su muerte lo que produjo su definitivo deterioro y/o devastación. En cierta medida un regalo económico envenenado para el Ayuntamiento.
            c) Paradójicamente, ha sido esta lenta agonía de la QTA, en la que la maleza ha ocultado,
pero no eliminado,  páginas de un libro continuado e irremplazable que muestra aspectos singulares de la evolución económica y social del Madrid de los últimos cinco siglos.
            d) No obstante la vocación insaciable de la especulación  daba un último coletazo. Hace tres años, el Ayuntamiento intentaba convertir sus edificios históricos (palacio, caballerizas, vaquería) y los no históricos (perreras, palomares, gallineros casi o en total ruina) en edificables para cederlos a una Orden religiosa -el OPUS- a través de sus negocios privados -la Universidad de Navarra-. Lo que hubiera supuesto en definitiva romper ese legado de unidad histórica que a lo largo de cinco siglos ha sido la QTA. Primero como complejo agropecuario (huertas, caballerizas, vaquería, lechería, infraestructuras de agua).  Y segundo como residencia y jardines de la aristocracia.
2.- ALGO MÁS DE LA HISTORIA DE LA QTA
Conocemos que en cinco siglos la QTA ha  tenido momentos de decadencia y esplendor. Siempre con un denominador común: el de su carácter agropecuario dominante aunque a veces se potenciara también su lado de residencia de recreo de la nobleza. Y lo sabemos porque ha sido objeto en ese tiempo de numerosas operaciones de compraventa entre aristócratas que se reflejaban en contratos con descripción de precio y contenido de elementos patrimoniales.
Este carácter agropecuario, era un esfuerzo demasiado penoso para la nobleza que  agobiada por el esfuerzo y la preocupación de la labranza la transferían incluso con pérdidas en su precio. Por la genealogía de los sucesivos marqueses que se la intercambiaban, parecía que éstos estaban más preocupados en la búsqueda de lazos matrimoniales que engordasen el currículum de sus títulos nobiliarios que en la mera actividad económica.
Algunos ejemplos del perfil de los propietarios y la especialización agropecuaria de la QTA:
            -En 1602 ya se conoce como propiedad de una noble  casa, la de Villamor, con origen en una encomienda de indios peruana y se la describe como "quinta cercada, con palacio, huerta, palomar y demás que comprende".

            - Hacia 1660 por matrimonio, pasa a la casa Aguilar y con esta denominación se mantiene por unos doscientos años. Y este señor es el primer propietario de la saga de los Aguilar: D. Juan Ramírez de Arellano y Manrique de Lara, 8º Conde de Aguilar de Inestrillas, Grande de España, Señor de los Cameros, Andaluz, Arellano, Comendador de Aledo y Totana en la Orden de Santiago, Gentilhombre de Felipe IV y Teniente General de la Caballería de España.
No les cabía en la cartera esa tarjeta de visita necesitaban sino una mochila.
Hacia 1710 la veleidad afrancesada de los Aguilar apoyando la rama borbónica frente a la de los Austrias les crea problemas. Se produce la breve estancia de dos días en la QTA del pretendiente al trono, el archiduque D. Carlos de Austria (Muy cerca de la Quinta todavía en los años 50 del pasado siglo se bautizaba a un gran caserón conexo que existe hoy en la Piovera, como Cuartel del Archiduque).
Se describe ya en 1650 la finca así: "toda cercada con tapias de albañilería y cajones de tierra, y dentro un palacio con buenas habitaciones y oficinas para su servidumbre; un palomar, plantío de viñas, olibos, árboles frutales de varias especies y otros no frutales para su adorno".
         - En 1737 se vende a la casa de los Duques de Osuna y volvemos a la tarjeta en su mochila: Francisca Javiera Bibiana Pérez de Guzmán el Bueno y Silva Mendoza, hija de los Duques de Medina Sidonia, nieta de los del Infantado y Pastrana y viuda del 7º de Osuna, Dº José María Téllez-Girón y Benavides, Marqués de Frómista, Conde de Caracena, de Pinto y de Ureña.
Se hicieron fuertes inversiones en los edificios y huertas -sobre todo en la fábrica del agua. De los 300.000 reales  en que fue vendida, casi 100.000 correspondía a este  complejo hidráulico.  Además se habla de "el cultivo de membrillos o manzanos asperiegos y también entre los frutales, perales cermeños, del Buen Cristiano y bergamotos; ciruelos, albaricoques ,acerolos, perabrigos, guindos, higueras blancas y negras, avellanos, almendros, etc., así como 3.750 cepas, 52 olivos, 212 álamos negros y olmos y 30 álamos blancos.

En cuanto a finca de recreo los Osuna abordaron unas obras que precedieron al Capricho. No obstante tras un incendio en 1750 que destruye el Palacio les empuja a la venta a un actor singular:
         - La Orden de Predicadores del Convento de Dominicos de Atocha. Una Orden religiosa con reminiscencias de las comitivas de los Autos de fe, el Santo Oficio. (Solo unos años antes se había decretado el fin de la Inquisición). Es dueña de la Quinta por breve período hasta que la venden de nuevo hacia 1770 a otros marqueses de los que cito sucesivamente a los Álvarez de Toledo, los Cerralbo y finalmente los Bedmar. No especifico su currículum nobiliario en atención a no agotarnos.
         - En 1850 y con el Marqués de Bedmar, la Quinta adquiere su máximo esplendor Es un afrancesado, ilustrado, con innovaciones agropecuarias importantes y con estrechas relaciones con la intelectualidad y la monarquía. Benito Pérez Galdós mencionaba la Posesión de Bedmar, junto con las de Vista Alegre, Montijo y la Alameda de Osuna, como una de las cuatro más célebres en las proximidades de Madrid.
Se conocen por inventarios de 1885 la organización de la QTA y el esplendor mobiliario es importante como Lasso de la Vega describe detalladamente:

3.- EL FINAL DE LA HISTORIA Y UN PILAR PARA EL FUTURO
Al comienzo del siglo XX la QTA pasa a sus últimos propietarios, La casa de Torre Arias y desde entonces los datos sobre la misma desaparecen y parece que su decadencia se acelera.


La sociedad cambia, los restos feudales de la nobleza tocan a su fin y ésta se refugia asustada tras cortinas de silencio. Las tapias de la QTA cada vez cierran más el paso de la luz, y con razón.
Durante la Guerra Civil, como muchos de los palacios y fincas nobles de Madrid son ocupadas por milicianos ante el apoyo de sus propietarios a los sublevados. La QTA no es una excepción y es ocupada por una compañía anarquista. Al final de la guerra los dueños la recuperan (antes el marqués de Torre Arias es asesinado al comienzo de la guerra y uno de sus hijos muere en el frente de Cataluña). El abandono progresivo es el hecho diferencial, hasta que tras el acuerdo con el Ayuntamiento democrático de 1987 se cede al Ayuntamiento de Madrid con la condición de que se mantenga en buen estado. Lo que no se produce. Y el resultado años después es la salida en grandes trailers del mobiliario (cuadros, biblioteca, muebles, lámparas, tapices, imágenes de la capilla-oratorio.....hasta las cortinas)
quedando en la desnudez más absoluta y  los edificios en estado lamentable. La finca es atacada por la termita del abandono. Es el panorama que se encuentra el Ayuntamiento cuando  entra a disponer de la QTA. No fueron los iletrados milicianos anarquistas los que destruyeron su mobiliario como relata la leyenda. Fueron otras manos las que lo hicieron, menos iletradas pero incultas hasta el despropósito. Y expertas en devastación de la historia de lo ajeno.
Esperemos una restauración inteligente de este libro irremplazable legado de la historia de Madrid. Dos ejemplos. Las estructura edificatoria de las caballerizas, y   la fábrica de agua (los viajes del agua), que todavía se contemplan en la QTA son dos páginas de un libro práctico sobre las relaciones entre dueños y criados el primero, y la tecnología el segundo que nos llega desde hace tres siglos y que no se pueden destruir en cualquier sistema educativo que explique su propia historia.

                                                                                                               Paco Laguna

Texto para descargar:  Quinta de Torre Arias: Cinco Siglos de Historia

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