sábado, 4 de marzo de 2017

VISITA GUIADA DEL 26 DE FEBRERO A CARGO DE PABLO HERVAS

Nuevo éxito de participación

El pasado domingo 26 de febrero y ante más de un centenar de personas, Pablo Hervás hijo de los guardeses de Torre Arias desde 1953 hasta 1990, fue el guía de excepción responsable de contarle a los visitantes lo que fue la Quinta mientras vivíó allí.



“Mi abuelo fué peón caminero en la casita blanca de la entrada y conocía al padre de Doña Tatiana, tenía su confianza y le propuso que mis padres se hicieran cargo de la casa de los guardeses para la vigilancia y demás labores de conservación de la Quinta. Mis padres no tenían salario ni seguridad social, aunque no pasaban hambre puesto que Torre Arias contaba con seis hectáreas llenas de árboles frutales, invernaderos (hoy medio en ruinas) que calentaban con grandes estufas los sembrados o cultivos con aireadores para proteger del frío y el calor. En el resto de la finca se cultivaba trigo, cebada, avena o maíz para consumo propio y todo estaba regado con la canalización de los viajes de agua fabricados artesanalmente con caceras hechas de ladrillo y mortero de cal.

La marquesa cultivaba todos los días del año en los parterres de estos invernaderos plantas de flor.

El cauce del arroyo Trancos, que da sentido a Torre Arias, que viene desde la Quinta de Los Molinos, era muy fluido y suministraba el agua necesario que se almacenaba en la alberca. Una finca con dos arroyos era un lujo y ahora solo queda un pozo cuando tuvo cinco en el pasado y dos viajes de agua. La alberca según la última medición de agua daba 1,25 litros al segundo, 756.000 litros a la semana y hay que aliviarla para que no rebose. El agua finalmente se pierde y va a la red de alcantarillado.

La rehabilitación con materiales sostenibles de los invernaderos, recuperar las huertas, algo que ya se está haciendo con gran éxito por parte de los jardineros municipales, retornar en definitiva a la agricultura urbana ecológica para mitigar el cambio climático y concienciar medioambientalmente.

Pablo recordaba la vegetación exuberante de la Quinta y el sistema de iluminación. “Había cantidad de árboles y plantas, la iluminación era con candiles de carbón, que además nos servían para ver los atascos de las galerías que han cedido con el tiempo La alberca principal suministraba de agua a toda la finca, en verano con el consumo bajaba el nivel y nos suministrábamos con la fuente de La Minaya, pero la finca era más pequeña al principio y no llegaba hasta la calle de Alcalá”.

Las talas, la deforestación, el cambio climático, la presión urbanística (la fuente de La Isabela ahora está seca), han producido estragos en la finca con disminución de las capas freáticas que impiden que el agua no mane.

En la visita estuvo presente Eduardo Penedo; es el arqueólogo que ha elaborado el informe para el Ayuntamiento de Madrid sobre Torre Arias (Penedo y su esposa Mónica Major forman parte de la empresa áqaba, encargada de la elaboración del informe arqueológico de Torre Arias que se incluirá en el Plan Director) de los pozos de acceso con diagnósticos de las patologías en los viajes de agua dijo que “Hay un desplazamiento de las galerías como consecuencia de las raíces de los árboles, y que la parte norte está mejor conservada a siete metros de profundidad.

Hasta la llegada del Canal de Isabel II en 1850 los viajes de agua abastecían a todo Madrid y venían de las aguas subterráneas de Fuencarral, Canillas y Canillejas con galerías de captación que surtían a hospitales, conventos y casas de nobles”.

Más información: http://paginadeldistrito.com/segunda-visita-guiada-a-torre-arias-con-pablo-hervas



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